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La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura) ha editado una nueva publicación sobre los efectos del cambio climático en relación a la inocuidad de los alimentos. El informe tiene como objetivo identificar los posibles impactos de los cambios anticipados en el clima sobre la seguridad alimentaria y su control en todas las etapas de la cadena alimentaria. El propósito es crear conciencia sobre el tema y facilitar la cooperación internacional para comprender mejor la situación cambiante de inocuidad de los alimentos y desarrollar e implementar estrategias para abordarlos.

El cambio climático y el alargamiento de las cadenas alimentarias aumentan la probabilidad de problemas de contaminación derivados de los patógenos y parásitos transmitidos por los alimentos.

Por lo cual es importante aumentar la conciencia de esto para gestionar los riesgos para la salud pública.

Los riesgos emergentes de inocuidad alimentaria pueden requerir un cambio en la forma "antigua" de hacer las cosas, tanto en términos de programas de gestión de inocuidad alimentaria de la industria como de actividades de inocuidad alimentaria del sector público, incluido el desarrollo de orientación para la industria sobre "buenas prácticas". Una mejor comprensión de los cambios que puedan surgir es un primer paso esencial para garantizar la preparación para esos cambios.

El informe cubre los principales riesgos de los patógenos y parásitos de los alimentos, las floraciones de algas nocivas, los contaminantes ambientales e industriales y las micotoxinas.

El informe se basa en una revisión exhaustiva de la literatura, recopilada para obtener información sobre los impactos esperados y existentes del cambio climático en la seguridad alimentaria. Los principales riesgos para la seguridad alimentaria considerados en esta publicación son:

  • Patógenos y parásitos alimentarios, como la Salmonella, Escherichia coli enterohemorrágica (E. coli O157: H7), Vibrio cholerae, Campylobacter spp. y la Listeria monocytogenes, entre otros, son transmitidos por el agua y los alimentos, y muestran cada vez más resistencia a los antibióticos.
  • Floraciones de algas nocivas, ya que el cambio climático actúa como un catalizador potencial en la proliferación de algas, lo que resulta en un riesgo potencial para el medio ambiente y la salud humana.
  • Contaminantes ambientales e industriales, como los metales pesados, plaguicidas, dioxinas y PCBs, afectan al suelo, contaminando acuíferos, ríos y mares, como resultado de la movilización en áreas terrestres contaminadas, como sitios industriales, vertederos, plantas de tratamiento de aguas residuales, etc. Mayores temperaturas del agua, mayor intensidad de precipitación y períodos más largos de caudales bajos exacerban muchas formas de contaminación del agua, incluidos sedimentos, nutrientes, carbono orgánico disuelto, patógenos, pesticidas y sales.
  • Micotoxinas


El informe concluye con una llamada de atención para garantizar que los riesgos emergentes se reconozcan lo antes posible y que los países están preparados para responder con prontitud a estos.

Los principios de buenas prácticas de higiene, buenas prácticas agrícolas, buenas prácticas de cría de animales, buenas prácticas veterinarias, buenas prácticas de acuicultura, etc., siguen siendo la piedra angular de las estrategias nacionales de gestión de la seguridad alimentaria para abordar los desafíos que plantea el cambio climático. Es posible que se deba ajustar la orientación para aplicar estos principios a medida que se desarrolle una mejor comprensión de los cambios en la ocurrencia y prevalencia de riesgos químicos y microbiológicos y de insectos, plagas y sus vectores afectados por el cambio climático y otros factores.

 

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Author: Dra. Isabel Gómez